CONTROL MUNDIAL DEL OLOR SEXUAL EN PORCINO. EL PROBLEMA DE LA CASTRACIÓN FÍSICA

CONTROL MUNDIAL DEL OLOR SEXUAL EN PORCINO. EL PROBLEMA DE LA CASTRACIÓN FÍSICA

R. Campbell
Centro de Investigación Cooperativo de Porcino de Willaston (Australia).
Cuencarural.com 24/11/09
La castración física de los lechones para eliminar el olor sexual se ha convertido en un procedimiento estándar en la industria porcina a nivel mundial. En Asia, la insistencia de los consumidores en solicitar carne de porcino libre de olor sexual hace que los importadores y procesadores sólo acepten carne procedente de animales castrados o de hembras y, preferiblemente, de estas últimas.
No existe un mercado para la carne fresca de cerdo procedente de machos enteros. Los consumidores europeos son, generalmente, menos sensibles a los efectos del olor sexual, pero la castración física está muy difundida en la mayoría de sus mercados.
Los factores que influencian la realización de la castración física varían entre mercados. En mercados como el asiático, la demanda de carne libre de olor sexual es el principal factor, siendo el bienestar animal de menor preocupación. En Europa, el interés creciente en lo concerniente al modo en que se crían los animales, ha potenciado los asuntos relacionados con el bienestar animal asociados a esta forma de castración y, consecuentemente, ha incrementado la presión de los legisladores para introducir controles.
Al mismo tiempo, la presión a la baja de los precios de porcino en Europa, particularmente como resultado de las prácticas de compra seguidas por las grandes superficies, está forzando a los productores a ser más eficientes para conseguir competir en lo que está siendo, cada vez más, un mercado global. Un modo de incrementar los beneficios a nivel de granja es llevar a los cerdos a mayores pesos al matadero.
La ventaja económica se compensa hasta cierto punto, sin embargo, por el hecho de que los castrados son menos eficientes en la conversión de pienso a masa corporal magra, especialmente a esos pesos elevados; es decir, cuesta más producir cada kilogramo de carne, lo que puede significar más tiempo en la granja. Los cerdos enteros también producen una canal más magra que los castrados, lo que es deseable en algunos mercados donde el pago se realiza en base a una baja grasa subcutánea o alto contenido magro.
Motivado por demandas del mercado
Los asuntos económicos son siempre poderosos conductores del cambio en cualquier mercado, y la castración física, aunque se ha pensado siempre que es muy eficiente, está muy lejos de lo ideal en términos económicos, pero en ausencia de otra alternativa, los productores han tenido poca elección en aquellos mercados que demandaban carne sin olor sexual. Hoy en día, la decisión de los productores de castrar o no castrar tiene un impacto directo en sus oportunidades de mercado virtualmente en todos los países.
Sin castración física, el peso límite para sacrificio es de 100 kg si quiere evitarse un alto riesgo de presencia de olor sexual. Para muchos productos especializados, como varios tipos de jamones tradicionales que son producidos de cerdos con relativamente alto peso, la presencia de olor sexual puede constituir un efecto desastroso en calidad. La castración física puede ser menos eficiente, pero en la mayoría de los mercados una eficiencia más pequeña es mejor que no ser capaz de comercializar en absoluto el producto.
Acciones de presión para parar la castración física
En contra de las motivaciones de marketing está la presión referente a bienestar animal experimentada en algunos mercados. De acuerdo con el consultor veterinario porcino, John Mackinnon, la presión respecto al bienestar animal ha existido durante algún tiempo en Reino Unido y Escandinavia, y se está incrementando en Dinamarca, Holanda y Alemania, e incluso está siendo más prominente en países del sur de Europa como España: "pudiera haber presión de los diversos organismos responsables del bienestar animal en todos los países europeos para estandarizar prácticas bajo la legislación de la Unión Europea y cesar la castración física".
De acuerdo con Mackinnon, no existe duda de que la castración física induce dolor y angustia a los lechones. Estudios científicos creíbles han medido este hecho de diversas maneras, como cambios en la tasa cardiaca, actividad cerebral, vocalización, y liberación de hormonas relacionadas con el estrés. Los procedimientos físicos están también asociados con un nivel, aunque bajo, de pérdidas relacionadas con inflamación crónica e infección.
Mackinnon piensa que las decisiones de bienestar animal debieran basarse en hechos científicos y que los factores emocionales no debieran empañar, en este sentido, nuestro pensamiento. También pone de manifiesto las contradicciones que tienen los consumidores: "cuando los consumidores se enfrentan a los detalles menos atractivos de la producción animal y se les ofrecen alternativas, generalmente afirman que preferirían las alternativas más adecuadas al bienestar animal.
Pero los estudios de consumidores siempre parecen subrayar la hipocresía en los hábitos de compra. Con gusto consumen carne de ternera o de cordero de animales castrados y aunque dicen en las encuestas que están preocupados por el bienestar animal, sus patrones de compra no se corresponden con sus opiniones. Es realmente el precio el que dicta las decisiones de compra de los consumidores".
Presión a todos los niveles
Mientras que la dedicación del consumidor medio para mejorar el bienestar animal puede no ser excesivamente robusta, la presión desde organizaciones influyentes y grupos de presión es considerable. La Federación de Veterinarios Europeos (FVE), por ejemplo, ha publicado un informe que constata que el uso de la castración física necesita ser reevaluado debido a las implicaciones que tiene en el bienestar animal, y que es necesaria la búsqueda de alternativas prácticas y éticas para el control del olor sexual.
La Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria (en inglés, EFSA) -una agencia de la Comisión Europea con responsabilidad en la valoración de los aditivos en pienso en la UE- ha emergido también como un organismo en contra de la castración física. De hecho, en la actualidad está buscando una posible supresión de la castración de lechones que se lleve a cabo sin intervención veterinaria o anestesia.
No existe duda de que el juicio del bienestar animal es altamente subjetivo y depende mucho de los códigos nacionales e individuales de moralidad. Las actitudes y la legislación varían ampliamente en todo el mundo e incluso dentro de Europa. En un extremo está el Reino Unido, donde la castración física no está permitida en granjas que son miembros de determinadas asociaciones como la de los Cerdos Británicos Asegurados-Esquemas Asegurados de Calidad. Sobre el 80% de los productores son miembros y por ello, la mayoría de los cerdos machos se venden enteros, incluso aunque la castración física sea legal.
Una situación similar pero menos extrema se encuentra en España, mientras que en Alemania casi todos los machos son castrados.
Como señala el profesor Dunshea del Departamento de Industrias Primarias de Australia, legislación limitando la castración física de los lechones existe ya en países como Noruega y ya se ha propuesto en Suiza. El parlamento suizo pretende que la castración física sin anestesia de los cerdos termine en el 2009. De hecho, se le ha dado 955.000 euros a un grupo de investigación, para estudiar las posibles alternativas a la castración física para los cerdos machos producidos por las 130.000 cerdas que tienen en ese país. "Mi sensación es que la legislación europea seguirá las llamadas de defensa de los consumidores y de los derechos de los animales para eliminar la castración física a menos que se realice bajo anestesia. A corto plazo es posible que se requiera sólo anestesia local, pero al final pudiera requerirse la sedación completa, que será prohibitiva en términos de costo. Por ello, es necesario que se busquen alternativas".
Posibles alternativas
De acuerdo con Dunshea, las posibles alternativas podrían incluir el uso de semen sexado para producir toda una descendencia de hembras, manipulación de la dieta, menores pesos al sacrificio, selección genética para machos de bajo olor sexual y la castración inmunológica.
"El semen sexado ha mostrado ser prometedor, pero esta alternativa ha estado presente desde hace ya una década o más. Por ello pudiera no llegar a ser una realidad comercial dentro de la próxima década".
Señala que la reducción de la presencia de sustancias involucradas en el olor sexual en la carne por manipulación de la dieta ha parecido, ocasionalmente, prometedora. En particular la manipulación de la fermentación en el intestino grueso puede ofrecer un modo potencial de reducir los niveles de escatol. Sin embargo, existe poca posibilidad de reducir la androstenona de esta manera.
En la actualidad, esta siendo investigada la selección genética frente a los componentes de olor sexual, pero esto pudiera significar la eliminación de características que son ligadas al andrógeno, como la eficiencia y el magro, que son beneficiosas en la producción porcina.
La alternativa a la castración física que, de acuerdo con Frank Dunshea, es más prometedora es la castración inmunológica, que utiliza el propio sistema inmune del animal para inhibir la función normal de los testículos. "La castración inmunológica ofrece un potencial enorme ya que permite el crecimiento de machos enteros hasta el estado final de crecimiento y todo ello sin riesgo de olor sexual. Beneficios adicionales son la mejora de la ingesta de pienso y crecimiento, la reducción de luchas entre animales y de su actividad sexual, y el incremento en la grasa intramuscular".
Piensa que la castración inmunológica puede eventualmente remplazar la castración física, incluso en países asiáticos como Singapur, Hong Kong, Japón y Corea.
Sin embargo, señala que en esos casos el cambio dependerá menos de la legislación y más de aspectos económicos. "Esos países pueden seguir la tendencia europea en algún modo pero el factor más importante, con diferencia, para Asia será un producto libre de olor sexual, así como los beneficios económicos".
Más bien pronto que tarde
John Mackinnon también apoya la introducción de alternativas a la castración física: "es obligado en todos nosotros que tenemos relación con la cría de ganado, producir carne tan humanitariamente como sea posible. El concepto de castración inmunológica es un desarrollo que ciertamente traerá mejoras en el bienestar de los animales con ventajas para la calidad de la carne de cerdo y por ello, debe ser apoyado".
Piensa que la industria puede ser obligada a su instauración más bien pronto que tarde, ya que la legislación existente sobre bienestar animal en la UE será revisada en el 2009. "Habrá indudablemente una enorme presión desde los almacenes cárnicos y los procesadores para conservar el procedimiento actual", señala, "pero es probable que alternativas como la castración inmunológica pudieran ser obligatorias. Es posible que la castración rutinaria por medios quirúrgicos esté fuera de la ley en cerdos, y esto posiblemente suceda antes de que sea prohibida en corderos o terneros. Los consumidores no dudarán en continuar con su hipocresía de reaccionar en apoyo de la legislación del bienestar animal en Europa mientras que, a la vez, busquen carne y productos cárnicos tan baratos como sea posible".
Mackinnon añade que es posible que la industria busque estrechos controles en forma de entrenamientos obligados y certificación de almacenistas, particularmente aquellos que realicen cualquier procedimiento de manejo con los animales.
Una cosa es segura: el control del olor sexual por medio de la castración física será un punto de disputa y es probable que catalice un cambio enorme en el modo en que funciona la industria porcina, hecho que probablemente se iniciará en Europa, pero que eventualmente difundirá a lo largo de todo el globo terráqueo.

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