Dermatitis miliar felina

Dermatitis miliar felina


Si bien la alergia es la enfermedad que con mayor frecuencia origina la dermatitis miliar, existe otra serie de causas subyacentes capaces de provocarla, como son las infecciones, los parásitos y las enfermedades autoinmunes como el pénfigo foliáceo. Es fundamental diagnosticar la causa primaria para tratar de manera efectiva la lesión.
J.L. González Arribas1, G. Machicote Goth2, C. Yotti Álvarez3, L. López Arias4
1Servicio de Dermatología Hospital Clínico de la Facultad de Veterinaria (UCM)
2Clínica Veterinaria Vilanova Vilanova de Arousa (Pontevedra)
3Clínica Veterinaria Anubis (Pozuelo de Alarcón) Skinpet
4Clínica Veterinaria San Gumersindo (Madrid)
Imágenes cedidas por J.L. González



Figura 1. Lesiones de dermatitis miliar en el dorso de un gato con hipersensibilidad a la picadura de pulgas.
La dermatitis miliar es un patrón clínico cutáneo que se presenta con frecuencia en el gato. Se caracteriza por el desarrollo de erupciones papulocostrosas cuya morfología y tamaño son similares a los granos de mijo. Estas lesiones pueden aparecer localizadas (particularmente en cara, cuello, espalda y región ventral) o difusas y generalizadas. Generalmente los gatos afectados presentan prurito. No existe predisposición por la edad, raza o sexo.

Figura 2. Dermatitis miliar y alopecia en la región ventral de un gato con atopia.
Alergia
La dermatitis miliar puede estar causada por una alergia a la picadura de pulga, a la picadura de mosquito, alimentaria o a alergenos ambientales.

Dermatitis alérgica a la picadura de pulga
Los gatos con frecuencia presentan una dermatitis miliar prurítica (figura 1). Otros signos clínicos incluyen una alopecia autotraumática, generalmente simétrica, en cuello, región lumbosacra, región ventral del abdomen y cara externa e interna de extremidades y lesiones del complejo granuloma eosinofílico (placa eosinofílica, granuloma eosinofílico, úlcera indolente).
El diagnóstico se basa en la historia clínica, en los signos clínicos, en la observación de pulgas o sus heces y en la respuesta terapéutica al control de pulgas. La comprobación de abundantes fecalomas y la presencia de Dipylidium caninum en las heces pueden contribuir a la confirmación del diagnóstico.
El tratamiento incluye la aplicación de productos tópicos ovolarvicidas y adulticidas (fipronil, selamectina, imidacloprid, moxidectina, metaflumizona), sistémicos (lufenurón, nitempiram), así como el control del medio ambiente con productos insecticidas (permetrinas) y reguladores del crecimiento de insectos (metopreno). Con el fin de disminuir el prurito se pueden administrar glucocorticoides vía oral (prednisona 2 mg/kg/día) o parenteral (acetato de metilprednisolona 20 mg/gato).

Dermatitis atópica
Los signos clínicos más frecuentes que presentan estos pacientes son: dermatitis miliar (figura 2), alopecia autotraumática, lesiones del complejo granuloma eosinofílico y excoriaciones en cabeza y cuello.
El diagnóstico se realiza en función de la historia clínica (ej.: edad de presentación entre los 6 meses y los 3 años), signos clínicos, exclusión de otras enfermedades pruríticas (parásitos, alergia alimentaria, hipersensibilidad a la picadura de pulgas) y pruebas de alergia serológicas in vitro.
El tratamiento sintomático va dirigido a controlar el prurito y la inflamación. Los fármacos más eficaces son: los glucocorticoides, la ciclosporina (25 mg/gato/día, oral), los antitihistamínicos, los ácidos grasos esenciales y la inmunoterapia.

Alergia alimentaria
Los animales presentan un prurito no estacional, que puede ser localizado (cabeza y cuello) o generalizado. Las lesiones cutáneas son muy variables, siendo las más características: dermatitis miliar (figura 3), excoriaciones faciales, alopecia autotraumática y manifestaciones del complejo granuloma eosinofílico.


Figura 3. Dermatitis miliar generalizada en un gato con alergia alimentaria.
El diagnóstico se basa en la exclusión de otras enfermedades pruríticas (parásitos, alergia a picadura de pulgas, atopia) y en la dieta de eliminación (casera o comercial) a base de una nueva fuente de proteínas que no haya tomado con anterioridad o bien de proteínas hidrolizadas.
El tratamiento consiste en administrar al animal una dieta equilibrada que no contenga aquellas proteínas a las que es alérgico.

Hipersensibilidad a la picadura de mosquitos
Generalmente se trata de una dermatitis prurítica estacional (primavera, verano). Los gatos muestran signos de dermatitis miliar en el puente nasal, en la cara externa de los pabellones auriculares y en los bordes de las almohadillas.
El diagnóstico se efectúa en función de la historia clínica (alergia estacional), los signos clínicos y la respuesta favorable cuando a estos animales se les introduce en un ambiente libre de mosquitos.
El tratamiento incluye el aislamiento del gato dentro de la casa, donde no tenga contacto con mosquitos y la administración de glucocorticoides, en aquellos casos en que sea necesario, con el fin de controlar la dermatitis prurítica.

Infección
La dermatofitosis y la pioderma superficial son dos ejemplos de infección cutánea en los que aparece una dermatitis miliar.

Figura 4. Dermatitis miliar en la cabeza y en el cuello en un gato con dermatofitosis.
Dermatofitosis
Es una infección del folículo piloso y del estrato córneo de la epidermis por hongos queratinofílicos (Microsporum canis, Microsporum gypseum y Trichopyton mentagrophytes).
Las lesiones pueden ser localizadas, multifocales o generalizadas. Los gatos afectados muestran según, los casos: alopecia, eritema, seborrea, costras, dermatitis miliar (figura 4), nódulos dérmicos y paroniquia.
El diagnóstico se realiza en función del cultivo fúngico, el tricograma (observación directa de esporas e hifas) y la histopatología utilizando técnicas especiales como el PAS o la coloración de Grocott. La lámpara de Wood puede ser una herramienta interesante en más del 50% de los casos de Microsporum canis, observándose la fluorescencia que emiten las esporas en las zonas de la raíz del pelo.
El tratamiento combina una terapia antifúngica tópica y sistémica sobre el animal y un control ambiental del material infectante. Como agentes tópicos se pueden emplear soluciones de enilconazol o champús a base de miconazol y clorhexidina. El sulfuro de cal es una terapia muy efectiva en gatitos pequeños. Se aplica semanalmente y se deja actuar 10 minutos hasta el aclarado. Es importante recomendar, en los gatos de pelo largo, el rasurado general periódico para asegurar la resolución del problema.
La terapia sistémica incluye productos vía oral como: el itraconazol (5-10 mg/kg/día), la griseofulvina micronizada (50 mg/kg/día) o la terbinafina (30-40 mg/kg/día). Para la desinfección del medio ambiente es más eficaz la lejía diluida al 1:10 o una solución de enilconazol.

Pioderma superficial
Aparece generalmente como consecuencia de un proceso subyacente (alergia, enfermedad autoinmune), de una enfermedad general (retrovirosis) o tras la administración de tratamientos inmunosupresores (glucocorticoides, antineoplásicos).
Puede presentarse con el aspecto de una dermatitis miliar, de una dermatitis erosiva o ulcerativa o como lesiones propias del complejo granuloma eosinofílico.
El diagnóstico se realiza según la citología cutánea, el cultivo bacteriológico y el estudio histopatológico. En todos los casos se debe realizar una identificación de la enfermedad subyacente.
El tratamiento de elección es la antibioterapia. Los antibióticos más eficaces son las cefalosporinas, la amoxicilina asociada al ácido clavulánico y las fluoroquinolonas.

Parásitos
Los agentes parasitarios también pueden causar una dermatitis miliar.

Figura 5. Dermatitis miliar en un gato con sarna notoédrica.
Sarna notoédrica
Los animales presentan un prurito intenso acompañado de dermatitis miliar, excoriaciones, costras y alopecia en la cabeza (figura 5) y en el cuello. En casos crónicos se produce una generalización de las lesiones.
El diagnóstico de la enfermedad se realiza mediante un raspado superficial de la piel y la posterior observación microscópica del ácaro (Notoedres cati).
El tratamiento debe realizarse sobre el animal afectado y todos los gatos que convivan con él. Para el control de la enfermedad se puede utilizar: ivermectina (300 mcg/kg, vía subcutánea, dos inyecciones con un intervalo entre ambas de 7-14 días), selamectina (2 aplicaciones con un intervalo entre ambas de 14 días) y moxidectina (400 mcg/kg/, vía subcutánea, dos inyecciones cada 14 días).

Demodicosis
Producida por Demodex cati o por Demodex gatoi. Los signos clínicos pueden ser localizados (cara y cuello) o generalizados, y se caracteriza por: alopecia, eritema, descamación, dermatitis miliar, erosiones, costras, comedones e hiperpigmentación.
El diagnóstico se basa en la observación microscópica de los parásitos (adultos y estados evolutivos) tras varios raspados superficiales y profundos de la piel.
El tratamiento incluye la aplicación de baños semanales a base de: una solución de amitraz al 0,015-0,025% (no recomendado por algunos autores), inyecciones subcutáneas de moxidectina (400 mcg/kg, cada 10 días) o de doramectina (0,6 mg/kg, una vez a la semana), o la aplicación spot-on de selamectina aplicada cada 21 días.

Cheiletielosis
Cheyletiella es un ácaro que infecta gatos, perros y conejos. Produce un prurito variable acompañado de alopecia, descamación, dermatitis miliar, eritema y costras. Las lesiones asientan sobre todo en la cabeza y el tronco.
Para llegar al diagnóstico se requiere la realización de raspados cutáneos o la impresión con cinta de acetato y la posterior observación microscópica del ácaro.
En el tratamiento podemos emplear: ivermectina (300 mcg/kg, subcutáneo, dos inyecciones con un intervalo de 14 días), selamectina (3 aplicaciones a intervalos de 21 días) o fipronil (spot-on o spray, dos aplicaciones a intervalos de 14 días).

Pediculosis
Se trata de una infestación producida por piojos de la especie Felicola subrostratus. Los gatos afectados muestran dermatitis miliar, seborrea, alopecia y a veces excoriaciones, sobre todo en la cara, pabellones auriculares y espalda.
El diagnóstico se realiza en función de la observación directa de los piojos o a partir de la visualización microscópica de los mismos o sus huevos mediante impresión con cinta de acetato.
El tratamiento incluye la aplicación de productos como: ivermectina (subcutánea), selamectina (spot-on), imidacloprid (spot-on) o fipronil (spot-on, spray).

Ácaros del oído
Otodectes cynotis es un ácaro que afecta inicialmente a los oídos del gato y que provoca otitis ceruminosa con producción abundante de cerumen marrón oscuro. Este parásito puede generalizarse al resto del cuerpo y provocar un cuadro de hipersensibilidad con el consecuente desarrollo de una dermatitis miliar.
El diagnóstico se realiza a través de la toma de muestras del oído, observándose hasta a simple vista, la presencia del parásito de color claro.
El tratamiento médico incluye la aplicación sistémica de avermectinas cada 21 días. Por vía tópica, las gotas a base de fipronil (semanalmente, tras asegurarse de la integridad de la membrana timpánica) o amitraz (1:29 en aceite mineral, cada 3 días, durante 1 mes) pueden ser una buena opción.

Enfermedad autoinmune
El pénfigo foliáceo es una enfermedad autoinmune que cursa con dermatitis miliar.

Figura 6. Dermatitis miliar en la cara de un gato con pénfigo foliáceo.
Pénfigo foliáceo
Aunque normalmente es idiopático, en algunos casos puede estar inducido por fármacos (ej. penicilina) o puede presentarse como secuela a una enfermedad inflamatoria crónica de la piel.
La lesión primaria es una pústula superficial. Ésta suele ser frágil y transitoria, y en poco tiempo se transforma en una erupción pápulo-costrosa (dermatitis miliar) acompañada de alopecia y descamación (figura 6). Inicialmente las lesiones aparecen en la cara y en las orejas; posteriormente, se produce una generalización. La producción de un exudado en los pliegues ungueales es característico en esta enfermedad.
El diagnóstico se basa en el cuadro clínico, en el estudio citológico (presencia de neutrófilos, eosinófilos y células acantolíticas) y sobre todo en la histopatología.
El tratamiento consiste en la administración de fármacos inmunosupresores: glucocorticoides (prednisona oral a una dosis inicial de 4 mg/kg/día o dexametasona oral a una dosis inicial de 0,2-0,4 mg/kg/día), clorambucilo (0,1-0,2 mg/kg/día, vía oral) o ciclosporina (5-10 mg/kg/12-24 horas, por vía oral).

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