NUNCA DEBEMOS DEJAR QUE LAS PROTEÍNAS PLASMÁTICAS BAJEN DE 4,5 MG./DL.
Universidad de Florida, EE.UU
El Dr. Colin Burrows, especialista en gastrología, opinó sobre el manejo de la parvovirosis.
El especialista en gastroenterología de la Universidad de Florida, EE.UU aseguró que “nunca debemos dejar que las proteínas plasmáticas bajen de 4,5 mg./dl.”.
Para Burrows, en un perro con gastroenteritis debemos dar fluidos “hasta que el hematocrito baje de 50%”. Por otro lado, señaló que “la nutrición enteral temprana acelera la recuperación del paciente”.
Además, comentó que no se ven mas cardiomiopatías en cachorros, ya que poseen anticuerpos de la madre. “Hoy la mortalidad es menor al 10% (antes del 4-48%). En Inglaterra se observó que el periodo de incubación puede ser largo, como de hasta 11 dias (antes 3-7 dias). Las razas mas predispuestas son Doberman, Pit Bull, Labrador, Ovejeros y Rottweiler”, agregó. Por otro lado, explicó que la parvorosis fue una epidemia porque “los perros vierten partículas virales al medio antes de que aparezcan los signos clinicos. Así el animal está en el medio infectando otros animales por 2-4 dias, lo que se convierte en una fábrica viral».
En cuanto a la terapéutica, Burrows recomendó agregar siempre KCL, 30-40 mEq/L a la solución de Ringer Lactato, y no emplear la glucosa. Además, en caso de recetar un antibiótico, contó que se puede usar enrofloxacina, y como antivomitivo el ondansetron 0,1- 0,15 mg/kg cada 12 horas, un potente y novedoso antiemético que se consigue en Argentina cada vez más accesible. “Los antidiarréicos están en duda, y no hay datos en cuanto a la efectividad de los corticoides en gastroenteritis”, finalizó. En cuanto a la profilaxis, Burrows soltó una frase que despertó curiosidad y una incipiente polémica, aunque no ahondó demasiado en el tema. ¿Qué dijo?: “ «En Florida vacunamos cada tres años, y hasta existen estudios que dicen que la inmunidad dura toda la vida»...
Claro que la parvovirosis no fue el único tema que tocó el especialista. También dedicó parte de su presencia en Buenos Aires a hablar de los signos de las enfermedades gastrointestinales. Por un lado, comenzó su exposición explicando la diferencia entre regurgitacion y vómito: “si el color es amarillo es porque tiene bilis, y es un vómito”. También habló de dolor abdominal, tenesmo, disquesia, hematosquesia, melena, disentería, constipación, flatulencia, salivación, pérdida de peso y anemia en los pacientes con diagnóstico de problemas digestivos y de cambios de apetito.
Por otra parte, señaló que, ante una patología digestiva, considera esenciales los estudios de hemograma, bioquímica general, coproparasitológico y urianálisis. Para confirmar el diagnóstico, mencionó la utilidad de la Amilasa y Lipasa, PLI, TLI, folato sérico y cobalamina.
Por otro lado, recomendó la colonoscopia. “Como la mayoría de las lesiones son difusas no se necesitan aparatos de última generación y muy caros. Si no tenemos endoscopía, la laparotomía exploratoria es demandante, rápida y simple», afirmó Burrows. Agregó que lo correcto es “tomar muestras de cada parte del tracto digestivos y no sólo de la que hallemos enferma».
Otra gran temática que abordó el especialista fue el de la diarrea aguda. Y dejó un concepto que sorprendió: el “shock gut» (intestino shokeado). ¿Qué es? “Al estar deshidratado, el paciente deriva la circulación periferica a los vasos centrales, con la isquemia posterior de la mucosa intestinal. Las enzimas empiezan a digerir la mucosa, que comienza a dividirse en tiras, lo que produce pérdida de líquidos por los agujeros que se forman. Es una causa importante de mortalidad”, explicó.
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