Agresividad intraespecífica en perros
Última actualización 11/01/201
La agresividad intraespecífica canina es una alteración de la conducta social de estos animales que deriva en agresiones a otros perros y debe ser tratada mediante reeducación, fármacos específicos y, si procede, cirugía. Veremos que el aprendizaje tiene un papel fundamental en el desarrollo de la conducta agresiva y, por tanto, también en su prevención.
Miguel Ibáñez Talegón(1) y Carlos Grau Paricio(2)
(1)Profesor de Etología y Protección Animal. Jefe del Servicio de Etología Clínica
Clínica del Comportamiento Animal Facultad de Veterinaria de la UCM
(2)Licenciado en Veterinaria. Máster en Etología Clínica y Bienestar Animal por la UCM
Colaborador del Servicio de Etología Clínica de la UCM
La agresividad es la conducta por la cual un animal puede dañar a otro. También se considera agresividad la motivación de la agresión.
La conducta agresiva normalmente es una conducta de adaptación que, directa o indirectamente, beneficia al individuo. Los animales usan la agresión para obtener acceso preferencial a ciertos recursos y un mayor éxito en la continuidad de sus genes en las siguientes generaciones.
El ataque físico es una estrategia de alto riesgo debido a las graves consecuencias del daño, ya que los individuos heridos tienen menos éxito transmitiendo sus genes a los descendientes. Debido a esto, la evolución ha llevado a un complejo sistema basado en amenazas y posturas que minimizan el riesgo de que se produzcan agresiones para resolver disputas.
Neurofisiología de la agresividad
El principal neurotransmisor implicado en las conductas agresivas es la serotonina, que se encuentra en niveles más bajos en los estados de agresividad.
La concentración de serotonina es más baja en los pacientes que manifiestan agresión por dominancia que en los animales dominados.
La testosterona causa un dimorfismo sexual en algunas conductas, como la agresión (en este caso a favor de los machos). No obstante, las conductas exhibidas, tanto por machos como por hembras, en las agresiones defensiva y predatoria, están improbablemente mediadas por andrógenos.
Medidas para evitar la agresividad intraespecífica
1. Informar a los propietarios de los cachorros sobre la importancia del periodo de socialización, la
función de las jerarquías caninas, el mantenimiento de recursos y expectativas caninas en el grupo.
2. Intentar estimular al cachorro con todo tipo de situaciones que se puedan repetir en su vida adulta, e intentar que las interprete como estímulos positivos.
3. Exposición gradual a los estímulos durante la vida del animal.
4. No reforzar conductas inadecuadas del paciente.
Causas de agresividad
La motivación del perro para morder o el origen de su agresividad pueden variar en cada caso. Podríamos clasificar las causas en:
• Problemas médicos (causa orgánica).
• Falta de socialización del perro.
• La interpretación de la conducta de la víctima por el perro agresor.
• Falta de comprensión relativa de la víctima.
También es importante considerar la habilidad de la raza y del individuo para comunicar señales de agresión, miedo, dominancia y sumisión. La pericia del animal para apaciguar un conflicto a través de conductas ritualizadas (sumisión) disminuye el riesgo de sufrir una agresión.
Tipos de agresividad
La agresión se puede presentar en pacientes de cualquier edad, sexo o raza. Debe entenderse como una alteración de la conducta social. Podemos clasificar los tipos de agresividad como:
1. Agresividad ofensiva: es un intento no provocado de ganar algún recurso a expensas de otro. Incluye las agresiones relacionadas con el dominio social y la intrasexual. Aparece entre 1-2 años (perros que se aproximan a la madurez social). A menudo se presenta más en los machos (enteros o castrados) .
2. Agresividad defensiva: es la realizada por un individuo hacia otro percibido como instigador o amenaza. Incluye: agresión por miedo, defensa territorial, protección, irritación (dolor o frustración) y la parental.
3. Agresividad predatoria: la agresividad intraespecífica está dentro de los tipos de agresividad ofensiva y defensiva. Dentro de ésta podemos encuadrar los casos de agresividad persistente entre perros dentro del hogar o fuera de éste, tanto entre animales conocidos como por encuentros ocasionales.
Diagnóstico
1. Es importante hacer una evaluación general de la salud del perro, ya que una aparición repentina de rivalidad puede ser debida a problemas médicos que debiliten al perro dominante y permitan al individuo subordinado desafiar la posición.
2. Localizar la causa del problema entre las posibles: miedo, territorialidad, competición y refuerzo inadvertido. Siempre teniendo en cuenta que el origen puede ser multifactorial.
3. La agresión intraespecífica ocasional es aquella que ocurre entre perros después de una breve presentación entre ellos, o después de un primer encuentro. Es importante su postura corporal (defensiva u ofensiva), características de la víctima, el lugar de las peleas, situaciones que provocan esta actitud como comida o juguetes, la conducta del propietario...
4. La agresividad intraespecífica entre hermanos o por rivalidad se diagnostica en casos de agresividad persistente de perros que se conocen (en el hogar, centros de protección o en cualquier situación en que los animales convivan).
Tratamiento
Vamos a considerar por separado el tratamiento general, el farmacológico y el quirúrgico.
General
1. Para resolver un problema de agresividad intraespecífica por rivalidad o competencia debemos:
• Informar al propietario sobre la función de las jerarquías caninas, el mantenimiento de recursos y las expectativas caninas en el grupo.
• Identificar el perro de mayor rango social.
• El propietario debe apoyar la posición de mayor rango en un contexto de no confrontación, mientras que el perro subordinado debe ser ignorado. Se deben priorizar en cualquier situación los privilegios y el acceso a los recursos en favor del perro superior en la escala jerárquica (se le alimentará primero, se le prestará mayor atención...).
• Se debe analizar el contexto en que se produce la agresión y adaptarnos a él, y tratar el problema de forma específica.
2. Para resolver un problema de agresividad intraespecífica ocasional debemos:
• Realizar sesiones de habituación a la presencia de otros perros en un entorno controlado.
• Ignorar sistemáticamente al perro.
• La distancia con otros perros se irá acortando, a la vez que se incrementa el tiempo de contacto paulatinamente, sin llegar nunca a provocar la conducta agresiva. En tal caso se volverá al paso anterior de la habituación, en el que no se producía confrontación.
• Debemos ir variando el lugar de las sesiones de habituación y los perros con las que se realizan.
Caso clínico nº 1
Lolo es una hembra de raza Kerry Blue Terrier, de dos años y medio y 17 kg de peso adquirida a los dos meses en un criadero. Según los criadores, durante el periodo en sus instalaciones coincidió con muchos cachorros y estuvo en contacto con todo tipo de perros. Durante su primer año sufrió fobia a los coches. A los 16 meses le mordió un perro dejándola maltrecha. Recibió un entrenamiento básico de obediencia (sentada, tumbada, aquí, suelta, junta, quieta...). Tiene un carácter tímido un tanto apocado en la calle. Muestra agresividad contra machos y cachorros: primero se les acerca tranquila a olerlos, y después se les lanza encima. Con perras y algún perro conocido sí se relaciona.
Tras la evaluación general, se determina que muestra agresividad frente a machos y cachorros y se diagnostica agresividad intraespecífica ocasional.
Tratamiento de modificación de conducta
1. Normas generales
• Ignorar sistemáticamente las iniciativas de Lolo.
• Programa de educación para incrementar el respeto a los propietarios, mediante las órdenes básicas de “sentada” y “quieta”.
• Proporcionar una terapia basada en la habituación, para eliminar las reacciones de Lolo frente a los otros perros.
2. Normas específicas
• Calcular la distancia a la que muestra reactividad y establecerla como punto de partida para comenzar la habituación.
• Realizar la habituación a la presencia de otros perros, durante sesiones de 5 minutos, al menos dos veces al día.
• Disminuir la distancia e incrementar el tiempo de contacto con los perros progresivamente, conforme observemos que el animal no presenta una conducta agresiva frente a ellos.
• Ignorar sistemáticamente a Lolo cuando reclame la atención en cualquier circunstancia.
Tratamiento farmacológico
Se lleva a cabo con:
• Tranxilium: comprimidos de 50 mg, 0,6 mg/kg cada 24 h.
• Fluoxetina: comprimidos 20 mg, 1mg/kg cada 24 h.
Psicofármacos
El principal neurotransmisor que se ve afectado en todos los tipos de agresividad es la serotonina. Por lo tanto, los fármacos de elección para este tipo de alteraciones del comportamiento serán aquellos que produzcan un aumento de la concentración de serotonina en las uniones sinápticas neuronales. El grupo de fármacos que utilizaremos en nuestro caso son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (SSRI). Presentan una importante cualidad, que es la escasa presencia de efectos secundarios. Destacamos los siguientes:
• Fluoxetina, larga duración de vida media. Puede tener de 3 a 4 semanas de latencia hasta tener efecto. Dosis: 1 mg/kg cada 24 h.
• Paroxetina, presenta un menor tiempo de vida media que la fluoxetina y un efecto más rápido. Dosis: 1 mg/kg cada 24 h.
• Sertralina, tiene propiedades simulares a la paroxetina. Dosis: 1mg/kg/24h.
Tratamiento quirúrgico
La castración se puede utilizar como tratamiento complementario de la agresividad competitiva; aunque siempre se dará prioridad a la modificación de la conducta.
Se debe realizar antes del año de edad, puesto que si se realiza de forma tardía la conducta agresiva del animal puede deberse a multitud de factores, que no solucionaríamos con una simple castración.
Caso clínico nº 2
Telma es una hembra de Bullterrier de 5 años y 25 kg de peso adquirida por sus propietarios a los 3 meses en una tienda.
Vivía en una casa rural con una superficie de unos 750 m2 donde el entorno familiar estaba compuesto por cinco personas. Uno de los hijos se independizó y se llevó consigo a Telma.
La perra lleva 9 meses conviviendo con un macho de 11 meses de edad y de forma repentina presenta conductas agresivas contra él.
Como consecuencia le ha llegado a producir daños graves.
También ha resultado herido el propietario al intentar separarlos.
El diagnóstico es de agresividad por rivalidad intraespecífica.
Tratamiento de modificación de conducta
1. Normas generales
• Ignorar sistemáticamente las iniciativas de los dos perros.
• Programa de educación para incrementar el respeto a los propietarios. Se llevará a cabo mediante las órdenes básicas de “sentada” y “quieta”.
• Proporcionar una terapia basada en la desensibilización, para eliminar las reacciones de Telma frente al perro con el que convive.
• No reforzar la conducta agresiva con el otro perro y si es necesario se les pondrá un bozal.
2. Normas específicas
Lo importante es dar un estatus al perro dominante y ciertamente vencedor. Se deben seguir los siguientes pasos:
• Ignorar los desafíos del joven ya que Telma es la dominante.
• Reforzar a Telma sobre el más joven.
• Separar durante el tiempo que no estén vigilados. Sólo podrán acercarse entre sí si estamos seguros de poder controlar la situación.
Tratamiento farmacológico
• Diazepam prodex, 0,3 mg/kg cada 24 h.
• Fluoxetina comprimidos 20 mg, 1mg/kg cada 24 h.
Profilaxis
El aprendizaje juega un papel fundamental en el desarrollo de la conducta agresiva, y por tanto también en su prevención. La respuesta aprendida es incluso más intensa si se refuerza con una recompensa.
Por ello hay que evitar en las conductas inadecuadas: el contacto físico (acariciar al animal o empujarle, por ejemplo cuando se sube al sofá para intentar bajarle), el contacto auditivo (hablar, alabar, apaciguar o reprender al perro), y el contacto visual (posturas corporales y miradas).
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